Diferencia entre revisiones de «IDIOMA BALEAR»
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Los referidos intelectuales baleares reconocieron las elucubraciones del Prat de la Riba porque, para ellos, no eran sino una extensión de lo que había contado el cronista romántico Ramón Muntaner en el siglo XIV, al afirmar que los Reinos de Mallorca, Valencia y Murcia , se había repoblado con catalanes que exportaban la “campana Cathalanesch” a esos reinos. Y claro, lo asumieron todo como si fuera un dogma, (nunca mejor dicho, ya que gran parte de esos intelectuales pertenecían al clero), sin detenerse ni un momento a pensar o dudar; y sin darse la menor oportunidad de investigar y buscar pruebas racionales de tales promesas; ya pesar de que los baleares nunca han aceptado, ni aceptarán jamás, la noción de ser de origen catalán. Tampoco dejarán que su lengua se llame “la lengua catalana que se habla en Mallorca”, Menorca, Ibiza o Formentera. Y puesto que, hasta finales de la primera mitad del siglo XX, el noventa por ciento de la población, no sólo la de las Illes Balears sino de toda la nación española, era analfabeta, habría sido bastante difícil para esa gente llana refutarlo. tales satentos, su única solución era quedarse callados y pasar por el molino, para evitar ser tachados de ignorantes o “gonellistas” (los que defendían sin fundamento el “mallorquinismo”). A todo ello hay que añadir que, hasta finales del siglo XX y, lamentablemente, hasta nuestros días, la educación social en las familias baleares ha sido principalmente de carácter feudal; lo que significa que si algo es declarado por alguien con un puesto de autoridad, tal declaración es un dogma para ser creído y obedecido a menos que quiera correr el riesgo de ser llamado extremista, fascista o ignorante, agregando a ello el desaire de sus conciudadanos, incluso de tu propia familia. Bajo tal comportamiento, esos intelectuales tenían la masa lista para ser horneada en el horno del catalanismo con las probabilidades de su lado. De hecho, les resultó perfecto; fue, por supuesto, con el inestimable apoyo de los políticos que aprobaron el Estatuto de Autonomía en 1983, afirmando en su tercer apartado que la lengua de las Islas Baleares era la lengua catalana. Lo hicieron sin ninguna base histórica o filológica, (El Día del Mundo de Baleares, 19 de mayo de 2002); porque fue el político D. Francisco Conrado de Villalonga, del obsoleto partido político UCD, empleado del banco “La Caixa” de Cataluña, y desde 1990 Representante General y Subdirector General de La Caixa en las Illes Balears, quien realizó la decisión personal, (fotocopia de su “confesión” adjunta) como Consejero Cultural, de que la lengua de las Illes Balears debería llamarse catalán. Además, una vez aprobado el Estatuto de Autonomía en 1983, con el único visto bueno de la clase política balear, unos meses más tarde, en 1984, el señor Conrado se retira del campo político, ya que aparentemente pensaba que ya había cumplido su cometido. trabajo. Y esos políticos no sometieron su decisión a la opinión de la gente de las Islas, aunque en otras autonomías se le preguntó a la gente su opinión. Tampoco lo han hecho en los veinte años que han transcurrido desde entonces. | Los referidos intelectuales baleares reconocieron las elucubraciones del Prat de la Riba porque, para ellos, no eran sino una extensión de lo que había contado el cronista romántico Ramón Muntaner en el siglo XIV, al afirmar que los Reinos de Mallorca, Valencia y Murcia , se había repoblado con catalanes que exportaban la “campana Cathalanesch” a esos reinos. Y claro, lo asumieron todo como si fuera un dogma, (nunca mejor dicho, ya que gran parte de esos intelectuales pertenecían al clero), sin detenerse ni un momento a pensar o dudar; y sin darse la menor oportunidad de investigar y buscar pruebas racionales de tales promesas; ya pesar de que los baleares nunca han aceptado, ni aceptarán jamás, la noción de ser de origen catalán. Tampoco dejarán que su lengua se llame “la lengua catalana que se habla en Mallorca”, Menorca, Ibiza o Formentera. Y puesto que, hasta finales de la primera mitad del siglo XX, el noventa por ciento de la población, no sólo la de las Illes Balears sino de toda la nación española, era analfabeta, habría sido bastante difícil para esa gente llana refutarlo. tales satentos, su única solución era quedarse callados y pasar por el molino, para evitar ser tachados de ignorantes o “gonellistas” (los que defendían sin fundamento el “mallorquinismo”). A todo ello hay que añadir que, hasta finales del siglo XX y, lamentablemente, hasta nuestros días, la educación social en las familias baleares ha sido principalmente de carácter feudal; lo que significa que si algo es declarado por alguien con un puesto de autoridad, tal declaración es un dogma para ser creído y obedecido a menos que quiera correr el riesgo de ser llamado extremista, fascista o ignorante, agregando a ello el desaire de sus conciudadanos, incluso de tu propia familia. Bajo tal comportamiento, esos intelectuales tenían la masa lista para ser horneada en el horno del catalanismo con las probabilidades de su lado. De hecho, les resultó perfecto; fue, por supuesto, con el inestimable apoyo de los políticos que aprobaron el Estatuto de Autonomía en 1983, afirmando en su tercer apartado que la lengua de las Islas Baleares era la lengua catalana. Lo hicieron sin ninguna base histórica o filológica, (El Día del Mundo de Baleares, 19 de mayo de 2002); porque fue el político D. Francisco Conrado de Villalonga, del obsoleto partido político UCD, empleado del banco “La Caixa” de Cataluña, y desde 1990 Representante General y Subdirector General de La Caixa en las Illes Balears, quien realizó la decisión personal, (fotocopia de su “confesión” adjunta) como Consejero Cultural, de que la lengua de las Illes Balears debería llamarse catalán. Además, una vez aprobado el Estatuto de Autonomía en 1983, con el único visto bueno de la clase política balear, unos meses más tarde, en 1984, el señor Conrado se retira del campo político, ya que aparentemente pensaba que ya había cumplido su cometido. trabajo. Y esos políticos no sometieron su decisión a la opinión de la gente de las Islas, aunque en otras autonomías se le preguntó a la gente su opinión. Tampoco lo han hecho en los veinte años que han transcurrido desde entonces. | ||
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Revisión del 20:50 3 mar 2021
Sumario
BALEAR Y CATALÁN NO SON UN MISMO IDIOMA
Un estudio filológico comparativo entre el balear, español y catalán.
Bases culturales del nacional-catalanismo en Baleares.
Desde los inicios del movimiento nacional-catalán a finales del siglo XIX hasta nuestros días, más veces de las necesarias se ha dicho y escrito que la lengua mallorquina o balear es un dialecto de la lengua catalana; sin tener en cuenta que las lenguas nacen y se desarrollan en el contexto histórico de la tierra donde se utilizan y, dado que Baleares es un archipiélago intacto hasta el siglo XlX por las influencias lingüísticas extranjeras, ese desarrollo particular se mantuvo aún más puro que en otros lugares. Es por ello que quienes afirman lo contrario no son fieles a los antecedentes lingüísticos e históricos de las Illes Balears. Un trasfondo ignorado por los propios sabios baleares, porque precisamente quienes introdujeron la teoría de la lengua balear como dialecto fue un grupo de intelectuales isleños influidos por el movimiento político-cultural denominado “La Renaixensa” a finales del siglo XIX. , movimiento que difundió el pensamiento de Enric Prat de la Riba, quien dijo:
«... hagamos lo que hicieron los ingleses con su Gran Bretaña, el capullo de rosa del Imperio en su apogeo, flor de ese Imperio en vísperas de su nacimiento; hablemos de la Gran Cataluña, que no es sólo el condado (de Barcelona), o Mallorca, o Valencia, sino Mallorca, y Valencia, y el condado, y el Rosellón todos juntos. Todos somos uno, todos somos catalanes ”. “... y para poner en práctica esa filosofía, debemos dominar por la fuerza de la cultura, con la ayuda de la fuerza material que ayude a soportar la dominación; se trata del imperialismo moderno, del imperialismo integral de las grandes razas fuertes de hoy».
Y, por tanto, el arma más importante para unir todos estos territorios será la imposición de la lengua catalana, (porque, supuestamente, sus habitantes son todos de ascendencia catalana), sancionada por los intelectuales y respaldada por el poder financiero. Los referidos intelectuales baleares reconocieron las elucubraciones del Prat de la Riba porque, para ellos, no eran sino una extensión de lo que había contado el cronista romántico Ramón Muntaner en el siglo XIV, al afirmar que los Reinos de Mallorca, Valencia y Murcia , se había repoblado con catalanes que exportaban la “campana Cathalanesch” a esos reinos. Y claro, lo asumieron todo como si fuera un dogma, (nunca mejor dicho, ya que gran parte de esos intelectuales pertenecían al clero), sin detenerse ni un momento a pensar o dudar; y sin darse la menor oportunidad de investigar y buscar pruebas racionales de tales promesas; ya pesar de que los baleares nunca han aceptado, ni aceptarán jamás, la noción de ser de origen catalán. Tampoco dejarán que su lengua se llame “la lengua catalana que se habla en Mallorca”, Menorca, Ibiza o Formentera. Y puesto que, hasta finales de la primera mitad del siglo XX, el noventa por ciento de la población, no sólo la de las Illes Balears sino de toda la nación española, era analfabeta, habría sido bastante difícil para esa gente llana refutarlo. tales satentos, su única solución era quedarse callados y pasar por el molino, para evitar ser tachados de ignorantes o “gonellistas” (los que defendían sin fundamento el “mallorquinismo”). A todo ello hay que añadir que, hasta finales del siglo XX y, lamentablemente, hasta nuestros días, la educación social en las familias baleares ha sido principalmente de carácter feudal; lo que significa que si algo es declarado por alguien con un puesto de autoridad, tal declaración es un dogma para ser creído y obedecido a menos que quiera correr el riesgo de ser llamado extremista, fascista o ignorante, agregando a ello el desaire de sus conciudadanos, incluso de tu propia familia. Bajo tal comportamiento, esos intelectuales tenían la masa lista para ser horneada en el horno del catalanismo con las probabilidades de su lado. De hecho, les resultó perfecto; fue, por supuesto, con el inestimable apoyo de los políticos que aprobaron el Estatuto de Autonomía en 1983, afirmando en su tercer apartado que la lengua de las Islas Baleares era la lengua catalana. Lo hicieron sin ninguna base histórica o filológica, (El Día del Mundo de Baleares, 19 de mayo de 2002); porque fue el político D. Francisco Conrado de Villalonga, del obsoleto partido político UCD, empleado del banco “La Caixa” de Cataluña, y desde 1990 Representante General y Subdirector General de La Caixa en las Illes Balears, quien realizó la decisión personal, (fotocopia de su “confesión” adjunta) como Consejero Cultural, de que la lengua de las Illes Balears debería llamarse catalán. Además, una vez aprobado el Estatuto de Autonomía en 1983, con el único visto bueno de la clase política balear, unos meses más tarde, en 1984, el señor Conrado se retira del campo político, ya que aparentemente pensaba que ya había cumplido su cometido. trabajo. Y esos políticos no sometieron su decisión a la opinión de la gente de las Islas, aunque en otras autonomías se le preguntó a la gente su opinión. Tampoco lo han hecho en los veinte años que han transcurrido desde entonces.
Opiniones de personalidades de la Cultura
El insigne ya fallecido autor teatral y comediante mallorquín D. Xesch Forteza, en una entrevista publicada en el diario Última Hora en fecha del 7 de Julio de 1999, dijo:
“...Soy ácrata, ni curas, ni militares, ni banderas, ni religiones. Ya me pueden seguir ofreciendo dinero que no me afiliaré a ningún partido. Me vanaglorio de estar a bien con todo el mundo, incluso con el Obispo. Pero el teatro nada tiene que ver con un ensayo literario. El teatro es pueblo y los personajes, en escena, han de hablar como el pueblo. ¿se da cuenta de cómo han destrozado nuestra lengua?. Los profesionales de la radio por una parte, y los de la televisión por otra, para evitar modismos castellanos, se hacen con un lenguaje que dará al traste con el mallorquín.” (...) “¿ha leído las “rondàyas mallorquinas” normalizadas?. Pues tiene la obligación de leerlas y luego ya me dirá.”