IDIOMA BALEAR
Sumario
- 1 BALEAR Y CATALÁN NO SON UN MISMO IDIOMA
- 1.1 Un estudio filológico comparativo entre el balear, español y catalán.
- 1.1.1 Bases culturales del nacional-catalanismo en Baleares.
- 1.1.2 Opiniones de personalidades de la Cultura
- 1.1.3 Relación de gramáticas de la lengua mallorquina, diccionarios y publicaciones.
- 1.1.4 La primera gramática catalana aceptada por el Institut d'Estudis Catalans.
- 1.1.5 Conflictos lingüísticos en Cataluña antes de Pompeu Fabra. Siglo veinte.
- 1.1.6 Falsas bases históricas sobre la supuesta repoblación de Baleares por catalanes.
- 1.1 Un estudio filológico comparativo entre el balear, español y catalán.
BALEAR Y CATALÁN NO SON UN MISMO IDIOMA
Un estudio filológico comparativo entre el balear, español y catalán.
Bases culturales del nacional-catalanismo en Baleares.
Desde los inicios del movimiento nacional-catalán a finales del siglo XIX hasta nuestros días, más veces de las necesarias se ha dicho y escrito que la lengua mallorquina o balear es un dialecto de la lengua catalana; sin tener en cuenta que las lenguas nacen y se desarrollan en el contexto histórico de la tierra donde se utilizan y, dado que Baleares es un archipiélago intacto hasta el siglo XlX por las influencias lingüísticas extranjeras, ese desarrollo particular se mantuvo aún más puro que en otros lugares. Es por ello que quienes afirman lo contrario no son fieles a los antecedentes lingüísticos e históricos de las Illes Balears. Un trasfondo ignorado por los propios sabios baleares, porque precisamente quienes introdujeron la teoría de la lengua balear como dialecto fue un grupo de intelectuales isleños influidos por el movimiento político-cultural denominado “La Renaixensa” a finales del siglo XIX. , movimiento que difundió el pensamiento de Enric Prat de la Riba, quien dijo:
«... hagamos lo que hicieron los ingleses con su Gran Bretaña, el capullo de rosa del Imperio en su apogeo, flor de ese Imperio en vísperas de su nacimiento; hablemos de la Gran Cataluña, que no es sólo el condado (de Barcelona), o Mallorca, o Valencia, sino Mallorca, y Valencia, y el condado, y el Rosellón todos juntos. Todos somos uno, todos somos catalanes ”. “... y para poner en práctica esa filosofía, debemos dominar por la fuerza de la cultura, con la ayuda de la fuerza material que ayude a soportar la dominación; se trata del imperialismo moderno, del imperialismo integral de las grandes razas fuertes de hoy».
Y, por tanto, el arma más importante para unir todos estos territorios será la imposición de la lengua catalana, (porque, supuestamente, sus habitantes son todos de ascendencia catalana), sancionada por los intelectuales y respaldada por el poder financiero. Los referidos intelectuales baleares reconocieron las elucubraciones del Prat de la Riba porque, para ellos, no eran sino una extensión de lo que había contado el cronista romántico Ramón Muntaner en el siglo XIV, al afirmar que los Reinos de Mallorca, Valencia y Murcia , se había repoblado con catalanes que exportaban la “campana Cathalanesch” a esos reinos. Y claro, lo asumieron todo como si fuera un dogma, (nunca mejor dicho, ya que gran parte de esos intelectuales pertenecían al clero), sin detenerse ni un momento a pensar o dudar; y sin darse la menor oportunidad de investigar y buscar pruebas racionales de tales promesas; ya pesar de que los baleares nunca han aceptado, ni aceptarán jamás, la noción de ser de origen catalán. Tampoco dejarán que su lengua se llame “la lengua catalana que se habla en Mallorca”, Menorca, Ibiza o Formentera. Y puesto que, hasta finales de la primera mitad del siglo XX, el noventa por ciento de la población, no sólo la de las Illes Balears sino de toda la nación española, era analfabeta, habría sido bastante difícil para esa gente llana refutarlo. tales satentos, su única solución era quedarse callados y pasar por el molino, para evitar ser tachados de ignorantes o “gonellistas” (los que defendían sin fundamento el “mallorquinismo”). A todo ello hay que añadir que, hasta finales del siglo XX y, lamentablemente, hasta nuestros días, la educación social en las familias baleares ha sido principalmente de carácter feudal; lo que significa que si algo es declarado por alguien con un puesto de autoridad, tal declaración es un dogma para ser creído y obedecido a menos que quiera correr el riesgo de ser llamado extremista, fascista o ignorante, agregando a ello el desaire de sus conciudadanos, incluso de tu propia familia. Bajo tal comportamiento, esos intelectuales tenían la masa lista para ser horneada en el horno del catalanismo con las probabilidades de su lado. De hecho, les resultó perfecto; fue, por supuesto, con el inestimable apoyo de los políticos que aprobaron el Estatuto de Autonomía en 1983, afirmando en su tercer apartado que la lengua de las Islas Baleares era la lengua catalana. Lo hicieron sin ninguna base histórica o filológica, (El Día del Mundo de Baleares, 19 de mayo de 2002); porque fue el político D. Francisco Conrado de Villalonga, del obsoleto partido político UCD, empleado del banco “La Caixa” de Cataluña, y desde 1990 Representante General y Subdirector General de La Caixa en las Illes Balears, quien realizó la decisión personal, (fotocopia de su “confesión” adjunta) como Consejero Cultural, de que la lengua de las Illes Balears debería llamarse catalán. Además, una vez aprobado el Estatuto de Autonomía en 1983, con el único visto bueno de la clase política balear, unos meses más tarde, en 1984, el señor Conrado se retira del campo político, ya que aparentemente pensaba que ya había cumplido su cometido. trabajo. Y esos políticos no sometieron su decisión a la opinión de la gente de las Islas, aunque en otras autonomías se le preguntó a la gente su opinión. Tampoco lo han hecho en los veinte años que han transcurrido desde entonces.
Opiniones de personalidades de la Cultura
El insigne ya fallecido autor teatral y comediante mallorquín D. Xesch Forteza, en una entrevista publicada en el diario Última Hora en fecha del 7 de Julio de 1999, dijo:
“...Soy ácrata, ni curas, ni militares, ni banderas, ni religiones. Ya me pueden seguir ofreciendo dinero que no me afiliaré a ningún partido. Me vanaglorio de estar a bien con todo el mundo, incluso con el Obispo. Pero el teatro nada tiene que ver con un ensayo literario. El teatro es pueblo y los personajes, en escena, han de hablar como el pueblo. ¿se da cuenta de cómo han destrozado nuestra lengua?. Los profesionales de la radio por una parte, y los de la televisión por otra, para evitar modismos castellanos, se hacen con un lenguaje que dará al traste con el mallorquín.” (...) “¿ha leído las “rondàyas mallorquinas” normalizadas?. Pues tiene la obligación de leerlas y luego ya me dirá.”
Veamos ahora la opinión de don Miguel de Unamuno al respecto, en referencia a una estancia suya por el 1914 en Mallorca y plasmada en su obra “Por tierras de Portugal y España”. (Miguel de Unamuno.1916) : “...ya ve el lector que leo algo más que la mediadocena de libros que me traje, pero lo demás que leo, es en mallorquín. Curiosidad de filólogo. Adondequiera que voy me gusta leer en lengua de aquel país, en Portugal por ejemplo, apenas leo sino portugés, y ahora aquí, leo mallorquín. Pero cuidado que lo sea, y no catalán. (...) Sin embargo, los literatos mallorquines propenden a escribir, no en la lengua viva de su tierra, sinó en catalán. Los literatos y los intelectuales, aquí, generalmente son catalanistas más que mallorquinistas.
El gran poeta Juan Alcover, después de haber estado mucho tiempo haciendo versos en castellano, no acudió a la lengua de su cuna, de su hogar, de su ciudad nativa, sinó al catalán, a una lengua que no tiene menos convenciones que el castellano oficial. Y es ello natural: escritores mallorquines que no hallaron escribiendo en castellano todo el público que buscaban, y algunos de ellos, como Juan Alcover, no todo el que merecían ni mucho menos, al corroborarse y extenderse el renacimiento literario catalanista, se pusieron a escribir en catalán. Pero yo, me he puesto a leer mallorquín, empezando por las tan típicas “Aygoforts” (aguafuertes) publicadas en 1892, de don Gabriel Maura, muerto ya, (y hermano mayor que fue de don Antonio, el tan conocido político), y con un prólogo ¡en castellano! del catalanista Juan Alcover. Como esfuerzo, y a modo de gallardía, un presbítero mallorquín, don Ildefonso Rullán, licenciado en Filosofía y Letras, publicó en los años 1905 y 1906, en una imprenta de Felanitx, la primera traducción del Quijote a lengua mallorquina. Mas esto de la lengua y de la literatura malloquinas, de tan noble ascendencia y gloriosa tradición, he de deciros otra vez, que es desde los tiempos del beato Lulio (Ramón Llull).”
O a don Torcuato Luca de Tena (diario el Día de Baleares 22 Nov. 1985) : “Es falso que el idioma balear y el valenciano procedan del catalán. (...) Las manifestaciones culturales baleáricas y valencianas son muy anteriores a las del catalán.”
El Obispo D. Juan Santander, en el Sínodo de 1636, manda que la doctrina sea enseñada en Baleares, con un catecismo que utilice el “Balearico eloquio”, para que lo entiendan los que no saben latín. En este mismo sínodo no se nombra para nada la lengua catalana.
D. Lorenzo Villalonga, autor de la novela “Bearn o la casa de muñecas”, 1932 –Historia del Reino de Mallorca, tomo IX, Mascaró Pasarius- dijo: “... ese pueblo mallorquín que mira con recelo las lenguas más extrañas, siente instintivo disgusto hacia el habla y literatura catalanas. Nosotros no intentaremos proscribir de las aulas un idioma como el español, pero nosotros queremos el mallorquín, y estamos convencidos, firmemente convencidos, de que nuestra intimidad no peligra frente al castellano ni el inglés, pero sí frente al catalán”.
Relación de gramáticas de la lengua mallorquina, diccionarios y publicaciones.
A lo dicho por don Miguel y don Torcuato, podemos añadirle que en 1651 se publicó lo que suponemos la primera gramática de la lengua mallorquina por D. Juan Fiol; en 1694 D. Miguel Reus publicó otra; en 1812 D. Antonio María Cervera otra; en 1835 fue editada otra, difundida y estudiada en los colegios de la isla, y en base a la cual, escribieron autores como D. Gabriel Maura. Dicha gramática fue revisada y reeditada en 1872 por el mismo autor, D. Juan José Amengual. Y en 2006 la “Acadèmi de sa Llengo Baléà” publica la “Gramàtica normativa d’es baléà”.
En cuanto a diccionarios, tenemos el de D. Antonio Figuera (fraile exclaustrado), que publicó en 1840 por encargo de una familia rica de Muro, un diccionario ”Mallorquí – Castellà”. En 1858 D. Juan José Amengual, autor de las dos últimas gramáticas, publicó el primer tomo de su diccionario Mallorquín – Castellano – Latín, y el segundo en 1872. En 1889 fue publicada una obra de D. Damián Boatella y D. Matías Bosch, premiada en la Exposición Universal de Barcelona y declarada apta para la enseñanza, titulada: “Enseñanza práctica del Castellano en base a la lengua mallorquina”; la cual incluye un amplísimo vocabulario temático mallorquín – castellano.
La primera gramática catalana aceptada por el Institut d'Estudis Catalans.
Sin embargo, no fue hasta 1913 que se publicaron las “Reglas ortográficas” de la lengua catalana, escritas por Don Pompeu Fabra. Posteriormente, en 1917, el mismo autor publicó el "Diccionario ortográfico". Y no fue hasta 1918 cuando se publicó la primera “Gramática catalana”, posteriormente aceptada por el Instituto de Estudios Catalanes. No fue hasta 267 años después de la publicación de la primera gramática mallorquina que conocemos. Y en 1932, catorce años después, publicaron el “Dicccionari General de la Llengua Catalana”, (Diccionario general de la lengua catalana). Significativo, ¿no? ¿Por qué? Y muy simple: las gramáticas son cero hitos, la fecha de nacimiento de un idioma. Por lo tanto, solo podemos hablar de la lengua francesa en el siglo XV, cuando se publicó su gramática. Tampoco podemos mencionar el idioma español antes de este mismo siglo; o la lengua alemana hasta el siglo XXI, cuando los hermanos Grimm publicaron su Gramática de la lengua alemana; o el idioma italiano hasta 1860. Antes de estas fechas, todos estos idiomas se escribían según el libre albedrío y el conocimiento de cada escritor; sabemos bien que cada escritor tenía sus propias reglas; reglas que solo el escritor consideraba como tales y que en la mayoría de los casos eran solo matices de ortografía.
Conflictos lingüísticos en Cataluña antes de Pompeu Fabra. Siglo veinte.
Sin embargo, en Cataluña las cosas se complicaron más, pues a mediados del siglo XIX algunos escritores aseguraban que escribían en provenzal mientras que otros decían que escribían en lemosín, de lo que tenemos evidencia palpable en las palabras del ilustrado Don Carles Aribau. quien, en su poema “Oda a la Patria” (publicado en el diario barcelonés “El Vapor” el 24 de agosto de 1833) dice que habla, escribe y reza en Lemosin. Además, el doctor en lenguas románicas de la Grammaire des Langues Romance, París, 1890, p.13 dice:
"... catalán, que es solo un dialecto de la Provenza ..."
Y M. Martí de Riquer i Morera, doctor en Filología Románica, en su libro: "Historia de la Literatura Catalana", BCN - 1964, p.21, dice (sic):
"La literatura trovadoresca, en el seu prop sentid, és l'escrita en provenzal ... / ... els primers poetas catalanes (siglas XII i XIII) de personalitat i nom conegut que escriviren en una llengua romànica, ho feren en provenzal ... "
“La literatura trovadoresca, a su manera, está escrita en lengua provenzal. los primeros poetas catalanes (siglos XII y XIII) y determinada personalidad conocida, nombre escrito en lengua románica, lo hicieron en la Provenza”.
¿Alguien creerá que Aribau y el resto de intelectuales catalanes, (conociendo tan bien como sabemos su gran afecto por todo lo que pueda validar su identidad), que si en ese momento hubiera existido una lengua catalana con su gramática y diccionario, ¿No se jactan de tener su propia lengua, pretendiendo y reafirmando que hablaban, escribían, amaban y rezaban en catalán? ... !! La evidencia es lo suficientemente clara; y buscar excusas pseudohistóricas que pudieran explicar la existencia de la lengua catalana sería nada menos que una distorsión de la realidad lingüística de esta lengua. Cómo distorsionaríamos la realidad lingüística de la lengua española si afirmáramos que los “Versos Silenses y Emilianenses”, o las Obras de Alfonso Xème de Castilla, se han escrito en castellano. Entonces uno se puede preguntar ¿en que idioma fueron escrito pues? Fueron escritos en romance, en romance español. Como dijimos anteriormente, debido a la ausencia de reglas generales de ortografía en ese momento, cada autor escribía según criterios derivados de su formación intelectual. Y, en cuanto a las “Glosas Emilianenses y Silenses”, hay que añadir que, aunque escritas en romance castellano, contienen versos en romance navarro-aragonés y en euskera. (Lengua Española. 1º de B.U.P. Ed. ECIR, S.A. 1993)
Falsas bases históricas sobre la supuesta repoblación de Baleares por catalanes.
Como que históricamente está constatado que no hubo ninguna repoblación catalana de Baleares, no habiendo habido repoblación no hay lengua catalana que valga. Pues ni consta en la Crónica del rey Jaime I “Llibre dels feyts”, que éste hubiese repoblado Baleares con catalanes, ni siquiera hay vestigios arqueológicos, arquitectónicos y culturales de tal supuesto hecho, ¡y debería de haberlos en grande medida!. Además que, sólo para repoblar la ciudad de Palma, no hubiese bastado toda la población de Barcelona, supuestamente la ciudad más importante del reino de Aragón, porque Palma en esa época era tres veces más grande que Barcelona. Y ésta no empezaría a ser como Palma hasta el siglo XVIII. Pero lo que nos dá la razón más segura de que no hubo ninguna reploblación de Baleares, es que la Santa Madre Iglesia ordenó a los habitantes de Baleares, que tuviesen puestas las llaves en la cerradura de la puerta las veinticuatro horas del día, (cosa que el propio Miguel de Unamuno comenta en su obra “Por tierras de Portugal y España” anteriormente mencionada, maravillándose), para que cualquier cristiano viejo pudiese entrar en los domicilios que se le antojaran a cualquier hora del día o de la noche, para comprobar si en él se seguía practicando a escondidas las costumbres judías. Orden que no hubiese sido necesaria, si hubiese habido una repoblación de catalanes, es decir, de cristianos viejos. Esa obligación, con el tiempo se convirtió en costumbre, y ésta se siguió practicando en toda Baleares hasta mediados del siglo XX, en que, acompañando al turismo aterrizaron en Baleares los amigos de lo ajeno, encontrándose con un filón de oro para sus fechorías al no tener ni siquiera que forzar las cerraduras para entrar en las viviendas. Pero a parte de la parte documental, ¡¿qué vestigios catalanes hay en Baleares?!. Porque... no nos olvidemos que estamos hablando del asentamiento de muchos miles de personas, pues se debía de repoblar no sólo la ciudad más grande con mucho, de toda la Corona de Aragón, sino que además todo el reino de Mallorca. Bueno pues, no hay ningún vestigo arquitectónico y sin embargo debería de haberlo. No existe ningún vestigo del románico catalán, precisamente en la época de su máximo esplendor (s. XI, XII, XIII y XIV), ni vestigio de ninguna masía en la zona agraria, pues todas las edificaciones son del estilo propio en cada una de las islas, y así tenemos que las de Mallorca son del estilo romano-andalusí de triple hueco, a la que podemos darle sin equivocarnos, un arraigo o antigüedad de más de 2.000 años(1). La misma antigüedad podemos darle a las de Menorca e Ibiza, esta última con edificaciones similares a las de Oriente Medio, claramente distintas de las de Mallorca y Menorca. Así tenemos que la mallorquina es de planta rectangular con una caída de aguas a la parte de la fachada principal, o bien a la parte trasera las más antiguas. Ya más modernamente las han construído con doble crugía, anterior y posterior. En cambio la casa catalana, es de planta cuadrada con dos caídas de agua a los laterales de la fachada principal. Lo que nos lleva, a que también la distribución de los volúmenes del interior sea asimismo diferente a la mallorquina. Con ello tenemos que un punto muy importante como es la idea de la casa en las personas (en este caso en los supuestos repobladores catalanes), como espacio vital de vivencia y convivencia familiar, que en la Edad Media y hasta bien entrado el siglo XX, era todo un mundo de tradiciones con unas pautas y unos ciclos a seguir obligatoriamente, resulta que esa idea, esa casa, ese mundo catalán, no aparece por ningún lado. Cuando lo normal y lógico (demostrado en cualquier lugar del mundo donde sí se ha sufrido alguna repoblación por algún contingente humano) es que el campo mallorquín estuviese plagado de edificaciones de estilo catalán. Y he aquí que simplemente con ello, podemos afirmar rotundamente, que no hubo ninguna repoblación de catalanes del reino de Mallorca después de 1229. Si a este hecho le añadimos que está documentado que la gran mayoría de los expedicionarios una vez finalizada la rapiña regresaron a sus lugares de procedencia con el botín, hasta el punto que el propio Jaime I comenta en su crónica que se quedó con tan pocos hombres que no le bastaban ni como guardia personal, teniendo que mandar a por más gente a Aragón, muy mal se pudo repoblar este reino. Y si a lo dicho lo rematamos con que por el “Libre del repartiment”, sabemos que el 75% de las casas de Palma(2) continuaron habitadas por los propios mallorquines después del asalto, nos reafirmamos en que no hubo ninguna repoblación de catalanes.(1 y 2.-La casa popular Mallorquina. Carlos García –Delgado. 1996)
Pero como no sólo de arquitectura se compone el bagaje cultural de un pueblo, vayamos a ver otros aspectos que también debieron de haber traído los repobladores. Y veamos el aspecto más íntimo de un contingente humano: la familia. Veamos lo que realmente marca o mejor dicho, marcaba hasta hace tan sólo unos 50 años la identidad de las personas, el rol de la identidad como pueblo diferenciado, como individuo perteneciente a una étnia determinada. Ese aspecto no es otra cosa que el nombre propio que tenemos todas y cada una de las personas del Universo; nombre que nos ponen los padres o los padrinos al nacer, y que nos acompaña durante toda la vida salvo excepciones puntuales. Nombre que dice a los demás cual es nuestra identidad. Por ejemplo, si alguien nos dice que se llama Klaus, nos dá a entender que su identidad es germana; si McGiver, entendemos que su identidad es escocesa; si François, que su identidad es francesa; si Enric que su identidad es catalana; si Iñaki que su identidad es vasca; si Toméu, que su identidad es balear, etc. Por ello vayamos a desmenuzar si es cierto si hubo o no repoblación catalana, indagando la identidad de los nombres propios de los actuales habitantes de Baleares, supuestamente descendientes de los hipotéticos repobladores catalanes. En primer término veamos los nombres propios de varones, que bien podemos llamar tradicionales en Cataluña, y su procedencia u origen.
Como podemos apreciar, el 70% de los nombres de varones típicos de Cataluña son de procedencia germánica, y el resto repartido entre un 20% del latín, un 10% del griego y tan sólo el 5% del hebreo.
Ahora veamos lo que concierne a los nombres propios de varones de Baleares.
En los nombres de los baleares podemos apreciar que son de muy variada procedencia, tal y como corresponden a unas islas tan cosmopolitas como Baleares, aunque como es natural sus procedencias son netamente mediterráneas: fenicias, israelitas, griegas, romanas... Predominando los de origen hebreo (israelita) con un 48%, del griego un 14%, del latín un 14% y otro 14% de variadas procedencias. Por lo referenciado, podemos reafirmar que no hubo ninguna repoblación de Baleares por los catalanes. Porque los nombres de sus habitantes no son de procedencia germánica, tal y como es tradicional en Cataluña; cosa que debería de ser así al ser hipotéticamente sus descendientes.
Veamos ahora algunos nombres típicos de las féminas.
Por lo referenciado, podemos reafirmar que no hubo ninguna repoblación de Baleares por los catalanes. Porque los nombres de sus habitantes no son de procedencia germánica, tal y como es tradicional en Cataluña; cosa que debería de ser así al ser hipotéticamente sus descen-dientes.
Veamos ahora algunos nombres típicos de las féminas catalanas.
Así con todo y visto lo anterior, intentemos situarnos mentalmente en la Edad Media, introduzcámonos en la sociedad de la época..., una sociedad rural y analfabeta total, dirigidos y dominados por la creciente e intransigente religión cristiana, con una infinidad de prejuicios, supers-ticiones y tradiciones (que han perdurado hasta finales del siglo XIX) que dirigían sus vidas con puntualidad suiza. Es decir, que si era tradición en un lugar o estado, que los padres pusiesen a sus hijos los nombres de los abuelos, así se hacía inerhentemente; pues el no hacerlo conllevaba la reprobación permanente de la sociedad en que vivían, y un desprecio de la propia familia al haberse salido de los cánones establecidos. Y quien dice de los nombres propios, lo mismo en las costumbres de la agricultura y ganadería, motor de la economía feudal. A todo lo cual cabe preguntarnos: ¿es posible, que nada más pisar tierra mallorquina, los supuestos repobladores catalanes, con sus nombres germánicos a cuestas, sufrieran tal transformación que renegaran ipsofacto de su tradición y de su religión cristiana?. ¿Hay alguien que se pueda creer que renunciaran a la religión cristiana de cristianos viejos, y abrazaran fervorosamente la religión judía con tal fanatismo, que a sus vástagos les fueron poniendo nombres hebreos en vez de cristianogermánicos?. ¿De verdad hay quien se lo pueda creer?... Sinceramente, creemos que no. Y por ello afirmamos rotunda e inequivocadamente, que el reino de Mallorca nunca jamás fue repoblado por catalanes.